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En el mundo de la gestión de cumplimiento (compliance), otro término importante que se escucha con frecuencia es AML, por sus siglas en inglés, "Anti-Money Laundering", que en español se traduce como "Prevención de lavado de dinero" (PLD). Pero, ¿qué significa realmente AML? ¿Por qué es tan crucial para las empresas y el sistema financiero en general? Y lo más importante, ¿cómo contribuye a prevenir actividades financieras ilícitas? El AML, o combate al lavado de dinero, es un conjunto de medidas y regulaciones diseñadas para prevenir y detectar actividades relacionadas con el lavado de dinero y la financiación del terrorismo. El lavado de dinero es el proceso mediante el cual los individuos o entidades intentan ocultar el origen ilícito de fondos obtenidos a través de actividades criminales, como el tráfico de drogas, la corrupción o el fraude.
En el dinámico mundo de las entidades financieras, la gestión de los orígenes de fondos es un componente vital en la prevención del lavado de dinero y el financiamiento del terrorismo. Estos procesos son esenciales para garantizar la transparencia y la legalidad de las transacciones financieras, así como para cumplir con las estrictas regulaciones y estándares de cumplimiento.
Toda entidad financiera sabe que en la apertura y gestión de una cuenta de una persona jurídica es fundamental identificar correctamente las personas humanas que tienen el poder de representación, qué facultades poseen, si estas tienen alguna limitación y si pueden actuar de forma individual o deben hacerlo de forma conjunta.